El 3D texturing es una parte crucial en el proceso de producción de películas o videojuegos. Las texturas aportan información sobre el color, reflejos y detalle de una superficie para crear la ilusión de que lo que vemos es real.
Revestir los modelos 3D con imágenes 2D es una tarea que combina la expresión artística y el dominio tecnológico.
Ya hemos hablado anteriormente del UV mapping y de los diferentes mapas de textura, así que hoy vamos a ver dos aspectos a los que se les presta menos atención por ser menos técnicos, pero que resultan igual de valiosos para dotar de verosimilitud y carácter a lo que estemos haciendo.
Planificar: referencias en 3D texturing
Uno de los errores más comunes que se cometen al empezar a texturizar es el de infravalorar la planificación. Recopilar imágenes de referencia es una fase crucial en el proceso de texturizado que facilitará mucho la labor en sí.
Antes de empezar a coleccionar fotos es recomendable aprender un poco sobre el tema en cuestión. ¿Quieres modelar un arma? ¡No te ciñas a la típica AK47 que todos han hecho! ¿La estatua de un dios griego? Lee acerca del mito que hay detrás.
Si tienes interés en el tema más allá de su aspecto visual, además de información para texturizar con más criterio, también ganarás motivación y eso siempre conduce a mejores resultados.
A la hora de seleccionar las fotos, Google imágenes puede ser nuestra fuente principal, pero no tiene por qué ser la única. El buscador de Yandex arroja resultados muy diferentes y complementarios.
¡Tampoco subestimes las fuentes analógicas! Puedes encontrar inspiración en revistas, libros, maquetas… Incluso puedes visitar un museo para fotografiar algo similar a lo que buscas (y de paso aprender su contexto).
Procura siempre elegir las imágenes mejor iluminadas, de mayor tamaño y en una variedad de ángulos. Recuerda: mejor que sobren a que falten.
Una vez elegidas las referencias, lo ideal es disponer de un segundo monitor para que haya sinergia entre el programa de 3D texturing y el visor de imágenes. Así podrás comparar directamente hasta el menor detalle o combinar elementos de diferentes fotos.
Puedes usar el visor por defecto, hacer un collage en Photoshop o usar un software específico, como Kuadro o PureRef, que te permita ver muchas fotos a la vez y recortar o ampliarlas por separado.
Personalizar: crear objetos con historia
Otro error habitual del texturizador novato es el de hacer materiales impolutos, de una perfección imposible en el mundo real. Por eso es importante darles “historia” a nuestros modelos. Los objetos tienen desperfectos, óxido, zonas desgastadas, una capa de polvo; las personas tienen lunares, cicatrices, pecas.
Un uso correcto de los mapas de textura nos permite recrearlos con mayor autenticidad y hacer que hablen por sí solos de la vida que han tenido.
Una vez dominada la técnica para reflejar esas imperfecciones podemos dar un paso más y añadir rasgos definitorios al objeto para darle identidad propia: la sangre seca en un arma nos lleva a pensar en su víctima; los tatuajes de alguien, los pósters en su habitación o los pins en su mochila hablan sobre su personalidad y sus gustos; un tejado con humedades o una fachada cubierta de hiedra suscita preguntas acerca de cómo han acabado en ese estado.
Este tipo de detalles evitan que caigamos en lo genérico y dan carácter a lo que estamos haciendo.
El buen texturizador tendrá muy en cuenta tanto la toma de referencias como estos retoques finales para que la textura sea, además de verosímil, única.
Proyecto del alumno Juan Carlos Mesa realizado durante el Máster de Modelado de Personajes 3D
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